Como comentario personal puedo decir que me agrada la pareja conformada por los personajes Mashiro Kuna y Kensei Mugurama, y por eso pensé que sería buena idea poner aquí esta historia, saludos a todos y gracias por leer.
Ahora sí, pasemos a la historia.
Juntos es mejor
La novena división era bien conocida por el estricto orden que Kensei tenía bien impuesto, a diferencia de la teniente Kuna, que era más que conocida, con su actitud impertinente e infantil, pero eso sí, muy alegre y animada, era como la cereza del pastel. Aunque Mashiro solía sacar de quicio a su capitán continuamente con sus quejas, berrinches, preguntas sin sentido, bromas, y otras acciones bastantes inmaduras, era común, muy común, y el mismo Kensei se había acostumbrado aunque el mismo se preguntaba cómo demonios la soportaba.
A veces Kensei pensaba en cómo era ahora la división, ya sin él, ya sin Mashiro, pensaba en que sí de alguna forma se mantenía la imagen que con tan duro esfuerzo había construido o simplemente alguien más había llegado a hacer de las suyas, le daba nostalgia recordar sus momentos de gloria como capitán pero no podía regresar atrás.
—¡Mira lo que encontré, Kensei! —llegó Mashiro gritando de alegría a su cuarto, sin pedir permiso.
—No molestes, no tengo tiempo para tus tonterías. —ni se inmutó en darle la cara, estaba acostado en su cama con los brazos cruzados tras de la cabeza y con los ojos cerrados.
—Tienes que verlo, por favor, seguro que te va a encantar. —suplicaba Mashiro haciendo puchero. —Si no me haces caso voy a molestarte el resto del día, y no voy a dejarte dormir.
—Está bien, muéstrame lo que traes. —aceptó con tal de que ella no le fastidiara.
De una pequeña caja Mashiro sacó su insignia de teniente, y el haori que Kensei usaba como capitán, la chica los había conservado desde hace mucho tiempo, estaban un poco maltratados por el hecho que fueron dañados la noche en que se convirtieron en hollows, pero los guardo y desde entonces los mantuvo en la cajita.
—Los tengo guardados desde hace años, y hace rato que estaba ordenando mi habitación los encontré y pensé que te gustaría verlos. —le explicó con una sonrisa a su excapitán, que ahora era solo su compañero.
—Me trae buenos recuerdos, a veces extraño estar ahí.
Kensei no pudo evitar sonreír levemente al ver su haori, extrañaba esos tiempos, incluso tenía la leve esperanza de que algún día regresaría al seireitei, y se llevaría a Mashiro con él, porque a pesar de su carácter, ellos fueron los que le dieron vida a la división, porque no podían estar uno sin el otro, aunque él nunca iba a admitirlo, si uno caía el otro estaba para levantarlo, siempre se ayudaron mutuamente en el escuadrón, incluso ahora que no eran más que fugitivos se habían mantenido unidos.
Continuó observando los objetos y de repente su mente viajó al pasado, sintió nostalgia, y frustración, debió ser más fuerte según él, pero pronto lucharía de nuevo por su honor, y ella lo sabía, y estaba de acuerdo, no era necesario decírselo porque lo notaba. Entonces cerró la cajita y se la devolvió:
—Toma, muchas gracias por guardarlo, Mashiro. —le dijo seriamente, esta vez sin sonar enojado.
—Sabía que te encantaría. —la caja pasó a sus manos y la envolvió en una tela— Si quieres, te la puedo regalar, lo guardé para ti.
—No hace falta, cuando ganemos esta guerra…
—Volveremos y tendremos nuevos ¿cierto? —completó la frase, mientras en su rostro se iluminaba una gran sonrisa.
Kensei asintió, era muy claro, de alguna manera volverían, y todo sería como en los viejos tiempos, incluso mejor.
Kensei asintió, era muy claro, de alguna manera volverían, y todo sería como en los viejos tiempos, incluso mejor.
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